Todos los entretelones de lo que es noticia en Mar del Plata.
El balance, la “foto” en el escritorio del intendente, demostraba que Mar del Plata cumplió una semana sin nuevos contagios por coronavirus. Cuatro eran los casos activos -el lunes se produjo el tercer fallecimiento, una mujer de 88 años, desde que se inició la pandemia-, y ocho personas recuperadas en siete días. El sábado, el índice de duplicación de casos era en este distrito de 230 días. Se cerró el mes de mayo con 36 casos activos desde el inicio de la pandemia. Lejos de los 50 casos que vaticinaba la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y mucho más remoto aún de los 1.600 que desde allí se pronosticaron para fines de mayo en una primera comunicación, proyección que luego fue corregida. Los retenes en las rutas de acceso a la ciudad rechazan 130 autos diarios que pretenden ingresar a Mar del Plata, los comerciantes cumplen a rajatabla las medidas sanitarias (nadie ingresa a un local sin barbijo) y el intendente Guillermo Montenegro anunció que se acercan las salidas recreativas y la autorización para la vuelta de la actividad deportiva individual. “Estoy orgulloso de mi ciudad, me llena de orgullo que seamos respetuosos y responsable de la situación que estamos viviendo”, dice.
Todo parece constituir un cuadro perfecto, casi ideal. Cada noche el parte oficial anuncia que no hay nuevos casos cuando en el país se registran más de 700 por día, mientras no se detectó un solo contagio en barrios vulnerables locales (el talón de Aquiles hoy en CABA y en AMBA) ni tampoco hubo inconvenientes con los geriátricos. En la capital nacional de los adultos mayores, hay hoy un hombre de 94 internado, sin fiebre, y evolucionando favorablemente en la clínica Pueyrredon. El lunes a la mañana, tres pescadores tiraron sus aparejos en la zona de Cabo Corrientes en busca de pejerreyes y no usan barbijos. En la primera jornada de reanudación de esa actividad, llegó la policía y para los infractores se terminó la jornada. Una encuesta resaltó que vuelve a aparecer en el tope el “orgullo de ser marplatense”, situación que se había bastardeado y diluido durante los cuatro largos años que duró la gestión municipal anterior… “Mar del Plata es Disney”, se entusiasman los interlocutores de Provincia y Nación cuando analizan la situación en nuestra ciudad. Pero “Disney” está ubicada a poco más de cien kilómetros de Necochea desde donde llegó un justo baño de realidad.
Necochea, en realidad, venía siendo “Disney”, con estadísticas aún mejores que las de Mar del Plata, aunque con una población siete u ocho veces menor a la nuestra. Hace exactamente una semana, el martes 26, contaba con solo dos casos positivos de coronavirus desde que se inició la pandemia. Pero de repente llegó el tsunami. En pocas horas la cifra de contagiados ascendió a 23, el intendente decidió volver a la fase 1, se debieron cerrar todos los comercios y suspender todas las actividades y cerca de 300 personas fueron puestas en aislamiento. Los contagios se multiplicaron en la mayoría de los casos por irresponsabilidad comunitaria –la realización de un baby shower desató el vendaval de nuevos infectados- además del caso de una persona que volvió enferma de la Ciudad de Buenos Aires. Y las autoridades esperan más. Se terminaron los paseos, las caminatas, las actividades de pesca y náutica y se cerraron los locales. Vuelta atrás. “Los irresponsables y los que minimizan la pandemia y la importancia de cumplir con el aislamiento son los principales enemigos en estas horas”, refería un funcionario quien graficaba sus dicho mostrando una foto de personal sanitaria que se viralizó en las redes.
Un grupo de comerciantes iniciará acciones legales con la intención de conseguir ya sea la reapertura de sus locales o bien un resarcimiento económico por parte de los responsables de la propagación del coronavirus en ese distrito. Así lo anunció el abogado Eduardo Caballero, quien los patrocina. “Esa rehabilitación comercial, otorgada por pedido del intendente a la Gobernación y, autorizada por ésta última, fue el fruto de la responsabilidad de la mayoría de los necochenses que de una u otra manera supieron respetar las normas, aislarse y cuidarse ellos y cuidar al resto de los ciudadanos”, recordó Caballero, en diálogo con el portal Cuatro Vientos. “Esto fue un cimbronazo, para que el que estaba relajado se ponga en alerta”, reconoció con bronca el intendente de aquella localidad, Arturo Rojas, poco antes de dialogar telefónicamente con Guillermo Montenegro, quien se puso a disposición para cualquier ayuda. El mensaje de lo vivido en Necochea también generó un sacudón en despachos oficiales de Mar del Plata. ¿Puede suceder en nuestra ciudad lo que se vivió la semana pasada en Necochea? Claro, sin dudas. Las respuestas que se escucharon en el COM fueron contundentes.
“Todo pende de un hilo. El límite es muy finito. Hoy más que nunca debe comenzar a jugar la responsabilidad social ciudadana. Sólo así podremos salir ganando. Por más esfuerzos que se redoblen desde el municipio, se debe apelar a que cada marplatense y batanense cumpla con los requisitos básicos”, resaltaba el funcionario del equipo de salud que, como tantos otros, viene trabajando sin horario en estos días. Desde la comuna se realiza un trabajo detectivesco ante la aparición de cada caso, y se busca determinar rápidamente la red de contactos de cada paciente. Los retenes en las rutas, bajo el mando de Rodolfo “Manino” Iriart, han arrojado muy buenos resultados. ¿Alcanza? Claro que no. ¿Pueden Montenegro, Kicillof o Alberto Fernández controlar que como relajamiento de la cuarentena y en virtud de los pocos casos detectados en la ciudad, ya se realicen asados familiares, picadas entre amigos y encuentros familiares y festejos que hace dos meses sonaban utópicos? ¿Pueden el intendente, el gobernador o el Presidente impedir que esa madre lleve a su hijo a jugar a la casa del “amiguito del jardín” o de la escuela al que no ve hace semanas? “Podemos estar atentos a las redes sociales incluso suspendiendo o evitando que se realicen fiestas como la que se promocionó el fin de semana en 224 entre Libertad y Maipú, o mandando un patrullero a ponerle punto final a un partido de futbol en un barrio, pero no podemos controlar cada casa. Esto ahora y más que nunca es de todos”, sostienen por su parte en Inspección General de la comuna.
Los marplatenses, surge de una encuesta “fresca” que circula en algunos ámbitos locales, hoy sienten orgullo por el resultado de la cuarentena. Se sienten partícipes y hacedores de este logro. Responsables en parte de lo que se está viviendo. Desde la conducción municipal, a la vez se entusiasman con ese comportamiento. Pero no dudan en pedir un esfuerzo más. “El virus no distingue de grietas y hemos trabajado todos de manera mancomunada, marplatenses y batanenses con el municipio, la Provincia y la Nación. Hoy podemos seguir pidiendo que nos habiliten actividades por el esfuerzo en cumplir que hizo la ciudad”, recalcó Montenegro, quien añadió ante periodista capitalino que “acá si vas a un comercio y no tenés el tapabocas no te atienden, si no mantenés la distancia social te lo hacen ver. Si estás comiendo en la calle te lo marcan. Siempre digo que el gran secreto es cómo la sociedad ayuda y es solidaria con el otro”, añadió el jefe comunal. Saben también el intendente y todo su equipo que todo puede cambiar de un momento a otro, o derrumbarse de la noche a la mañana…
Vaya un ejemplo de lo que pudo haber pasado en nuestra ciudad… El hombre llegó conduciendo su camión pluma desde Buenos Aires, trayendo autos para una concesionaria local. Se le tomó la fiebre en el retén, mostró los permisos y autorizaciones y siguió su marcha hasta el amplio local donde debía bajar los flamantes rodados. Saludó y dialogó con algunos de los empleados que cumpliendo los protocolos, trabajaban con sus tapabocas y manteniendo las distancias recomendadas. Culminada la tarea, el camionero se despidió y volvió a su hogar en Buenos Aires. Allí, en cuestión de horas, supo que su mujer tenía coronavirus. Las pruebas demostraron que él también se había contagiado. Inmediatamente, la empresa concesionaria local, informada de esta situación, decidió hisopar a la mayoría de los empleados que habían estado en contacto con el camionero. Todas las pruebas, realizadas en un laboratorio privado local arrojaron resultados negativos. Final feliz. Pudo haber tenido otro desenlace. Pudo ser el salón donde brillan los cero kilómetro, el epicentro de un desastre. Pudo ser Necochea…
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El de los transportistas que ingresan a la ciudad es uno de los temas que más preocupan a las autoridades del Ejecutivo. Diariamente lo hacen entre 150 y 300 rodados (camiones, camionetas, traffics, combis, etc.), que traen materia prima, alimentos o elementos indispensables para la seguridad o la salud. Hace dos días apenas, más de un centenar de personas fueron aisladas en el Gran Mendoza al encenderse la alarma epidemiológica luego de que un camionero que contrajo el coronavirus en el barrio popular bonaerense de Villa Azul, participara de un cumpleaños junto a otras 20 personas y contagiara a su hija, su yerno y su nieto. Además de participar de la fiesta, a la que asistieron alrededor de 20 personas, el camionero había realizado dos mudanzas al regresar a Mendoza y había tenido contacto con decenas de personas. “En Mar del Plata estamos estudiando todas las variantes. Es clave lograr mantener el aislamiento de quien llega de un lugar con circulación y numerosos casos de coronavirus”, reconocen cerca del intendente.
Villa Gesell cuenta hoy con una estación de trasbordo logístico. Llegan los camiones pero no ingresan a la ciudad. Descargan en esa estación y son los gesellinos los que se encargan de trasladar las mercaderías a sus locales. Parece complicado realizarlo en Mar del Plata por el movimiento diario que se registra notablemente superior al de la vecina localidad. Otra posibilidad que se baraja en este distrito es la de aislar, por ejemplo en un hotel durante algunas horas, al camionero o transportista que llega, desinfectar la cabina y habilitar a un residente marplatense a trasladar el camión, o la camioneta hasta el lugar donde debe ser descargada la mercadería para luego retornar la unidad para el regreso. “Una cabina para desinfectar camiones hoy sale 800 mil dólares. Es imposible adquirirla en las condiciones que estamos. Deberíamos aplicar algún otro sistema. De todos modos, allí algo más debemos hacer achicando los riesgos para que menos personas, en muchos casos asintomáticas, ingresen a la ciudad”, reveló una altísima fuente municipal. El foco hoy está puesto allí, en esas entradas autorizadas a la ciudad de quienes llegan desde regiones “calientes”, en la mayoría de los casos (como el de la concesionaria de autos), sin síntomas y desconociendo que son portadores del virus.
Como sucede con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el intendente Guillermo Montenegro resalta el trabajo organizado y mancomunado que se está desarrollando con la Provincia y la Nación. “No jodan más con la grieta ni busquen fantasmas. No son tiempos para idioteces. Montenegro y el jefe de Gabinete (por Carlos Bianco) hablan tres o cuatro veces por semana y con Kicillof hay mensajes todo el tiempo”, responde ofuscado en La Plata un estrecho colaborador del gobernador. En tanto, con el presidente también es asiduo el diálogo desde Mar del Plata. Hace algunas horas Alberto Fernández quiso saber cual había sido el balance de los primeros días de la reapertura comercial. Montenegro, por whatsapp, le describió el panorama, se desearon suerte mutuamente y el jefe de Estado se comprometió a visitar Mar del Plata ni bien aclare el panorama. Volvieron a quedar en off side quienes, inexplicablemente, buscan en estas horas obtener alguna mísera migaja de rédito político, convirtiéndose en agoreros de futuras tragedias y panoramas oscuros. Aunque cueste creerlo, tanto en la ciudad, como en la Provincia y en la Nación (gobiernos de distintos colores e ideologías políticas) son muchos los que apuestan a que todo fracase y se desate un caos y un festival de cuerpos apilándose en las calles, como se vio en fotografías provenientes de otros países. Intereses mezquinos, resentimiento, miserias humanas que tienen voces y rostros, acá y allá. Afortunadamente se les nota. Y, valga el juego de palabras, la sociedad toma nota…
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A todo esto, en los próximos días, se autorizarían las salidas recreativas en Mar del Plata, y la realización de deportes individuales al aire libre, según anunció esta tarde el intendente en conferencia de prensa. El surf, el golf, las caminatas, el skate, remo, kayak, salir a correr, pasarán a ser una realidad una vez que se aprueben los protocolos. Más adelante, también se prevé elevar los protocolos para la apertura de shoppings y más tarde llegará el tiempo para la gastronomía y gimnasios. Muchos de esos adelantos incluso se conocieron en el diálogo que a través de Facebook, el intendente mantuvo con decenas de ciudadanos, en una nueva forma de comunicación directa con marplatenses y batanenses. “Hoy -insiste Montenegro ante la prensa capitalina- a nosotros la situación sanitaria de nuestra ciudad nos permite la apertura de distintas actividades. Salvo gastronomía, gimnasios y eventos masivos, todo lo demás está abierto en nuestra ciudad”, resalta.
En estas horas también se deben abonar los sueldos de los trabajadores municipales, aguardándose la llegada de fondos de la Provincia para poder hacer frente a tales erogaciones. Además, este mes deberá abonarse el aguinaldo, lo cual genera más de un dolor de cabeza para los responsables de Hacienda, quienes constatan que no queda mucho resto como para seguir acudiendo a las partidas de los fondos afectados. En un impasse por el momento ha quedado la posibilidad de reducir, al menos en un 10 por ciento, los sueldos de los municipales, como lo confirmaron distintos funcionarios del Ejecutivo, lo que llevó al Sindicato a decretar el estado de alerta. Las conversaciones informales se oficializarán en una mesa de negociación. “Como siempre, se dialogará y negociará en estos tiempos inéditos y difíciles”, expresan quitándole dramatismo a la situación desde la secretaría de Gobierno.
Un nuevo motivo de satisfacción para la Universidad Nacional de Mar del Plata y, claro está, para la ciudad. Una egresada de la UNMdP trabaja en el desarrollo de una vacuna contra el Covid-19. Juliana Cassataro es doctora en Ciencias Biológicas, egresada de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMdP, y hoy preside un grupo conformado por diez especialistas mujeres y un hombre que ganó un subsidio de 100 mil dólares que trabaja en el desarrollo de una vacuna contra el Covid-19. Se trata de la primera iniciativa de este tipo en Latinoamérica y está liderado por la doctora Juliana Cassataro, investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB-Intech) de la Universidad de San Martín (Unsam) y especialista en inmunología, enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas.
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Pudo establecerse que el equipo ganó un subsidio de 100 mil dólares otorgado por la Unidad Coronavirus -Agencia de Investigación que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Mincyt)- para lograr el desarrollo de una vacuna. Cassataro explicó que apuntan a probar en “alrededor de nueve a doce meses” la etapa preclínica. A partir de allí, si obtienen resultados positivos, será clave la obtención de mayor financiamiento para iniciar la etapa clínica. El proyecto se encuentra en una fase de estudios preclínicos. Al respecto Cassataro precisó que “ahora estamos en la parte en la que los especialistas virólogos y de estructura de proteínas se encuentran eligiendo cuáles son las partes del virus (SARS-CoV-2) que se van a usar en la vacuna, porque nos queremos asegurar que tenga los antígenos de la cepa que circula en nuestra región”. Lo que sigue luego es “probar con diferentes adyuvantes o formulaciones en ratones para ver la inmunogenicidad, y ver cuál de todos los que probamos da la respuesta que buscamos, que es encontrar anticuerpos neutralizantes del virus”. El equipo que preside Cassataro está conformado por los investigadores Karina Pasquevich, Lorena Coria, Diego Alvarez, Eliana Castro, Claudia Filomatori y Lucía Chemes y becarios Celeste Pueblas, Laura Darriba, Laura Bruno y Eugenia Bardossay.